El Sapo Concho Puertorriqueño

INTRODUCCIÓN

Sapo Concho macho de color amarillo con manchas oscuras, posado sobre una roca gris en un ambiente natural seco. Se destaca su piel rugosa, ojos dorados grandes y postura alerta.

Sapo Concho Macho – Foto por: JP Zegarra

Los anfibios constituyen un componente importante en los ecosistemas terrestres de zonas tropicales. En dichos ecosistemas no solo son depredadores de diversos grupos de invertebrados y otros animales, sino que también son presa de una gran variedad de especies. Además de tener un rol importanteen la dinámica trófica de los ecosistemas, muchos juegan roles duales como herbívoros durante las etapas larvales y carnívoros cuando adultos, lo que hace que sean excelentes indicadores de cambios en la composición de comunidades ecológicas. Asimismo, son considerados indicadores valiosos de las condiciones generales del ambiente, esto debido a la permeabilidad y vulnerabilidad de su piel la cual carece de estructuras epidérmicas que le protejan.

En Puerto Rico, la anfifauna consta de 19 especies endémicas y nativas; entre las que se encuentran 17 coquíes, la ranita de labio blanco y el sapo concho.  Este espacio fue creado para que conozcas al sapo concho, una de las especies más fascinantes y amenazadas de nuestra isla. Aquí encontrarás información clara, actualizada y confiable sobre su biología, hábitat, amenazas, y los esfuerzos de conservación que se han desarrollado durante las últimas décadas. Nuestro objetivo es acercar a la ciudadanía al sapo concho, fomentar el orgullo por nuestra biodiversidad y motivar a más personas a ser parte activa de su protección.

¿QUIÉN ES EL SAPO CONCHO?

El sapo concho (Peltophryne lemur) es la única especie de sapo endémica de Puerto Rico, esto significa que no existe en ningún otro lugar del mundo. Su nombre común proviene de las crestas prominentes que tiene sobre los ojos, que, según los campesinos del siglo 19, se asemejan a conchas marinas. Fue descrito científicamente en 1868 y es parte fundamental de nuestro patrimonio natural. Su distribución actual es limitada y la población más grande esta asociada a los bosques áridos y semiáridos que componen el Bosque Seco de Guánica y su periferia.  Es una especie muy vulnerable a los cambios de uso de suelo y actualmente está clasificada como en peligro crítico de extinción.

Primer plano de una hembra de sapo Concho con piel beige y manchas oscuras, textura rugosa y ojo grande dorado con patrón reticulado, tomada en el Bosque Seco de Guánica.
Sapo Concho Hembra – Bosque Seco de Guánica – Foto: JP Zegarra

BIOLOGÍA Y ECOLOGÍA

El sapo concho es de tamaño mediano, puede alcanzar de 64 a 120 mm (2.5-4.7 pulgadas) de largo de hocico a cloaca, con diferencias visibles entre machos y hembras. Las hembras son más grandes y de color marrón, mientras que los machos son amarillo oliváceo con manchas oscuras en la espalda. Durante la época reproductiva la coloración de los machos se torna amarillo brillante. Además de las crestas óseas sobre sus ojos, la especie es fácilmente distinguible por su hocico puntiagudo y curvo hacia arriba.  En termino de hábitos, se considera una especie semifosorial, lo que significa que pasa gran parte del tiempo oculta en grietas o cavidades en el suelo o entre rocas incluyendo paredes rocosas.Vista lateral del sapo Concho (Peltophryne lemur) sobre fondo blanco, con flechas que destacan sus crestas sobre los ojos y su nariz respingona. Tiene piel amarilla con manchas oscuras, ojos dorados prominentes y cuerpo rugoso.

Su reproducción es explosiva: ocurre durante eventos de lluvia intensa, cuando se forman charcas temporeras. Los machos salen primero, emitiendo su canto para atraer a las hembras. Una sola hembra puede liberar entre 3,000 a 5,000 huevos en cada evento reproductivo. El número máximo de huevos reportado para una hembra es de 35,000. Una vez los huevos son fecundados por los machos, éstos se transforman en renacuajos y, en cuestión de semanas, completan su metamorfosis para iniciar una vida terrestre. El sapo concho necesita tanto charcas limpias como hábitat terrestre saludable para sobrevivir, y es muy sensible a los cambios en el ambiente y el uso del suelo.

 

AMENAZAS

Las poblaciones de sapo concho han disminuido drásticamente debido a múltiples amenazas. Entre las más importantes están la pérdida de hábitat provocada por la expansión urbana, la degradación de las charcas de reproducción, y la presencia de especies exóticas como el sapo común (Rhinella marina) y el sapo toro (Lithobates catesbeianus), que compiten por espacio y alimento, e incluso depredan principalmente a los juveniles del sapo concho.

El cambio climático también representa una amenaza significativa, ya que altera los patrones de lluvia y reduce la disponibilidad de charcas temporeras necesarias para la reproducción. En el norte de la isla, donde antes existían poblaciones naturales, ya no se observan individuos desde hace más de 30 años, lo que indica una posible extinción local.

Comparación visual entre el sapo Concho puertorriqueño (a la izquierda, de piel anaranjada y ojo dorado) y el sapo común invasor (a la derecha, de piel marrón grisácea y ojo oscuro), sobre fondo negro con texto identificativo en la parte superior.

Bosque Seco de Guánica – Foto: JP Zegarra

CONSERVACIÓN EN ACCIÓN

Desde el año 1984, se han desarrollado múltiples iniciativas de conservación para proteger al sapo concho. Entre las más destacadas está el programa de reproducción y cría en cautiverio, iniciado por la Asociación de Zoológicos y Acuarios (AZA), la cual ha logrado mantener una población saludable de sapos en diversas instituciones de Estados Unidos y Canadá. Estos esfuerzos han permitido la liberación de más de 750,000 renacuajos en diversas poblaciones reintroducidas tanto al norte como al sur de Puerto Rico.

En cada lugar de reintroducción, se han creado charcas artificiales donde se han liberado los renacuajos productos del programa de reproducción y cría en cautiverio, y se ha observado evidencia de reproducción natural en varias de ellas. El éxito de estas acciones demuestra que, con esfuerzo, coordinación y educación, la recuperación de esta especie es posible.

Mapa de Puerto Rico que muestra la distribución de poblaciones del sapo Concho: poblaciones naturales (en verde) concentradas en Guánica y Guayanilla, y poblaciones reintroducidas (en amarillo) en diversas reservas naturales y bosques estatales del norte y centro de la isla.

EL GRUPO DE TRABAJO DEL SAPO CONCHO

El Grupo de Trabajo del Sapo Concho Puertorriqueño está compuesto por agencias gubernamentales, organizaciones sin fines de lucro, universidades, dueños de terrenos, y voluntarios comprometidos con la recuperación de esta especie. Desde su formación en 2003, el grupo ha trabajado en la coordinación de esfuerzos de manejo, investigación, educación y monitoreo en el campo. Actualmente se trabaja activamente con 8 poblaciones de sapo concho: dos naturales y seis reintroducidas. Este esfuerzo colaborativo ha sido clave para aumentar las posibilidades de supervivencia a largo plazo del sapo concho en su ambiente natural.

Sapo Concho juvenil con piel moteada en tonos oscuros, posado sobre musgo y piedras. Tiene ojos dorados y cuerpo delgado, en un entorno oscuro y húmedo que favorece su camuflaje.

Sapo Concho Juvenil – Foto: AR Puente Rolón

LÍNEA DEL TIEMPO

Sapo Concho juvenil visto de perfil, con cuerpo oscuro y franja clara a lo largo del dorso. Está sobre suelo húmedo iluminado por luz cálida, en postura alerta con las patas listas para saltar.

Sapito – Foto: AR Puente Rolón

Desde su descripción en el siglo XIX hasta la actualidad, la historia del sapo concho está llena de altibajos. Se creyó extinto por más de 30 años, fue redescubierto, y desde entonces ha sido el centro de una de las iniciativas de conservación más longevas del Caribe y el mundo entero. Aquí podrás explorar una línea del tiempo con los eventos más importantes en su historia: descubrimientos, redescubrimientos, avances científicos, liberaciones masivas y mucho más.

1868 – Descubrimiento de la especie. El zoólogo Edward Cope describe científicamente al sapo concho a partir de un espécimen enviado por el corresponsal del Instituto Smithsonian en Puerto Rico, George Latimer.

1904 – Cambio de nomenclatura. El herpetólogo Leonhard Stejneger renombra la especie como Bufo lemur y la considera exclusiva de Puerto Rico.

1919-1920 – Primer registro en el sur de Puerto Rico. El Dr. Karl P. Schmidt documenta la presencia del sapo concho en los predios de los Baños de Coamo, confirmando que su distribución era más amplia de lo que se pensaba.

1928 – Se sugiere la influencia de la mangosta en su disminución. Schmidt menciona que la introducción de la mangosta podría ser responsable de la rareza del sapo concho.

1931-1967 – Se cree extinto en Puerto Rico. El sapo concho deja de ser observado en la isla y se teme que haya desaparecido.

1964 – Último avistamiento en Virgin Gorda. Un espécimen es recolectado en Spanish Town, pero en años posteriores no se encuentran más individuos en la isla.

1966 – Redescubrimiento en Puerto Rico. El zoólogo puertorriqueño Julio García-Díaz documenta el hallazgo de cuatro individuos en la costa norte, recolectados por William Hast, un estudiante de Isabela.

1973-1974 – Búsqueda y captura en Quebradillas. El Dr. Juan A. Rivero emprende una búsqueda de la especie con el apoyo de la comunidad. Se logran capturar siete hembras y algunos machos en Quebradillas.

1980 – Intento de cría en cautiverio. Se recolectan dos parejas en Quebradillas y se trasladan al Jardín Zoológico de Mayagüez con fines reproductivos.

1984 – Descubrimiento de una población en el suroeste de Puerto Rico. Investigadores encuentran 700-1,000 individuos en una charca en Guánica, confirmando que aún existía una población silvestre.

1984 – Creación del Plan de Supervivencia de la Especie (SSP). La Asociación de Zoológicos y Acuarios de EE.UU. (AZA) establece un plan para la conservación del sapo concho, incluyendo cría en cautiverio y educación ambiental.

1987 – Especie catalogada como amenazada. El Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE.UU. (USFWS) clasifica al sapo concho como especie amenazada, lo que le otorga protecciones adicionales.

1992 – El Departamento de Recursos Naturales y Ambientales añade a la especie a la lista estatal de especie con prioridad de conservación bajo la categoría de Especie en Peligro de Extinción.

1992 – Última observación en Quebradillas.  No se vuelven a ver sapos concho en la población del norte, lo que lleva a su consideración como extirpada en esa región.

1989-2025 – Programa de Reintroducción. Se han liberado más de 750,000 renacuajos nacidos en cautiverio en distintos sitios de Puerto Rico, en colaboración con zoológicos de EE.UU. y Canadá.

2003 – Creación del Grupo de Trabajo del Sapo Concho. Se forma el Puerto Rican Crested Toad Working Group (PRCTWG), con participación de agencias gubernamentales, ONG, investigadores y voluntarios.

2006-2012 – Reintroducciones en nuevas localidades. Se establecen poblaciones en Arecibo (2006), Coamo (2006) y Guayanilla (2012), ampliando el alcance del programa de conservación. En el 2009 se documentan un grupo de machos adultos en la charca de liberación de Arecibo.

2010 – Redescubrimiento de la población en Yauco. Se confirma la presencia del sapo concho en un área donde se creía extinto. Se documenta además el primer evento de reproducción en la población reintroducida de Arecibo.

2013 – Memorando de Entendimiento para la Conservación del sapo concho. El AZA, USFWS y PRDNER firman un acuerdo para fortalecer la protección y reintroducción del sapo concho.

2016 – Éxito de las poblaciones reintroducidas. Individuos liberados en el Bosque Estatal de Guánica y otras localidades han alcanzado la madurez y se están reproduciendo.

2025 – Situación Actual. Al día de hoy, el sapo concho sigue considerado en peligro, pero sus poblaciones en el suroeste de Puerto Rico están en recuperación gracias a los esfuerzos de conservación.  Los esfuerzos relacionados a establecer nuevas poblaciones dentro de su rango de distribución natural continúan. A junio 2025 se han liberado 751,938 renacuajos.

¿CÓMO PUEDES AYUDAR?

La conservación del sapo concho necesita del apoyo de todos. Puedes contribuir aprendiendo más sobre la especie, compartiendo esta información con tu comunidad, evitando contaminar ríos y charcas, y respetando los hábitats naturales. También puedes unirte a actividades educativas, donaciones o esfuerzos de voluntariado organizados por las entidades participantes del Grupo de Trabajo. Conocer y cuidar del sapo concho es cuidar de Puerto Rico.

Fotografía comparativa de dos parejas de sapos en apareamiento: una pareja de sapo común invasor (más grande, marrón) y una pareja de sapo Concho (más pequeña, amarilla con manchas), tomadas en el Bosque Seco de Guánica.Bosque Seco de Guánica – Foto: JP Zegarra